Dar a conocer la cultura del aceite. Ese es el nuevo objetivo que las fábricas de aceite están ofertando a los turistas. Un nuevo enfoque empresarial para molinos y almazaras de zumo de oliva que exponen sus instalaciones como si de museos se tratase, organizando excursiones en las que la recogida de la aceituna, el proceso de molturación o el funcionamiento de la maquinaria se exhiben a los visitantes interesados.
Este es el caso de la Almazara de Manuel Montes Marín, situada en Priego de Córdoba y enmarcada en plena comarca de la Subbética. Cada semana recibe a varios autobuses con turistas -en su mayoría extranjeros-, grupos de franceses, alemanes o ingleses que visitan las instalaciones y conocen de primera mano el proceso de elaboración del aceite de oliva de Priego. "Es una nueva forma de sacar provecho de estas instalaciones y dar a conocer una actividad desconocida para muchos", afirma el director de esta empresa prieguense, Manuel Montes Marín.
Un guía especializado en la actividad de la producción aceitera acompaña a los visitantes mientras realizan un paseo por el olivar anexo y visitan las instalaciones de la fábrica, explicando paso a paso en qué consiste la producción y la elaboración del zumo de oliva. Con todo lujo de detalles, primero se enseña el olivar, se explica cómo actúan los cosecheros y cómo se recoge la aceituna, el proceso de molturación y cómo se convierten en aceite, el almacenamiento y finalmente el envase, todo paso por paso, con detalles y apreciaciones sobre la elaboración. Tras finalizar la visita, la empresa sirve una pequeña degustación de aceite y da muestra de todos los premios obtenidos en su trayectoria. Igualmente, en todo momento los visitantes pueden adquirir la cantidad de producto que deseen.
"El olor del aceite" es una de los elementos que más atrae a los visitantes, afirma Manuel Montes. En todas las excursiones los aceites se ofrecen para oler y para degustar, puesto que "la mayoría están acostumbrados a probar aceite de oliva de las grandes superficies comerciales, sin sabor y sin olor". Este zumo de oliva es suave, "cuando huelen estos aromas, no se creen que es aceite" y mucho menos esperan que "este olor sea el producto de la aceituna fresca y molida del día".
Este nuevo lado turístico del olivar repercute para la empresa de forma positiva. "Estamos recogiendo los beneficios de forma pasiva", afirma Montes Marín. Cuando una empresa joven apuesta por una iniciativa nueva y desconocida, en este caso por el propio sector aceitunero, obtener un beneficio económico de forma inmediata es bastante difícil y "suele venir acompañado de años de trabajo", explica el empresario, para quien "el beneficio se está sembrando". De todas las excursiones que casi a diario visitan este molino de Priego, "el 70% compra algún producto o botella de aceite". Este beneficio no es rentable como tal, pues los rendimientos tras alguna excursión no son excesivamente altos, pero la lectura de Montes Marín es que cuando esos excursionistas, en su mayoría extranjeros, "siguen comprando cuando regresan a sus países, aunque sea en pequeñas cantidades".
Para esta empresa olivarera, ese es su beneficio a día de hoy, pues uno de los objetivos más marcados de su política empresarial es expandir la cultura del aceite y fomentar, en este caso cada día, más consumidores de aceite de oliva en el mundo, "es lo importante ahora mismo", explica Montes Marín. Conseguir un consumidor con un alto nivel económico, que compre un aceite virgen extra de buena calidad "sea del lugar que sea".
La gran mayoría de los autobuses con excursiones que visitan la fábrica son extranjeros del Norte de Europa. Estas giras se realizan principalmente en horario de tarde y vienen siempre divididos en grupos, ya que son excursiones concertadas con operadores turísticos que incluyen este destino en sus rutas por la comarca. En menor cantidad acuden españoles, siempre en grupos reducidos y en su mayoría en relación con alguna cata o degustaciones que la empresa propone con antelación. "Las catas sí atraen más a los españoles, mayoritariamente a cocineros u hosteleros de todas partes de España", explica.
Este molino de aceite, pionero en este tipo de actividades culturales y turísticas lleva varios años apostando por esta alternativa. "Estamos incentivando de manera muy fuerte el turismo, para que la gente conozca la cultura del aceite". Con más de 120 premios en su corta trayectoria, que avalan la calidad de este aceite de oliva con Denominación de Origen, Montes Marín ha sabido captar la atención y el interés de muchísimos visitantes que se cuestionan "¿qué tiene este aceite para que tenga tantos premios?", se ríe el empresario. "Siempre llama la atención saber por qué un producto adquiere tantos galardones comerciales" y, por tanto, "los premios nos benefician mucho en este sentido", explica este empresario, uno de los más laureados de toda la provincia.
Las visitas guiadas pueden realizarse a lo largo de todo el año, aunque siempre hay épocas más recomendadas, ya que una de las alternativas consiste en acercar al turista a todo el proceso, de manera que comprueba en vivo la recolección y el tratamiento de la aceituna una vez llega al molino. Para ello son idóneos los meses en los que comienza la campaña de recogida, sobre la segunda quincena de octubre hasta primeros de abril, meses en los que " las visitas son más impactantes, ya que están viendo en directo todo lo que se les explica".
El propio empresario señala que es más recomendable viajar hasta esta almazara de la Subbética cordobesa durante esos seis o siete meses de recolección, "ya que tiene mucho más encanto". Este molino de aceite ha visto cómo este prieguense lo ha convertido en todo un museo. Turismo y aceite de oliva es el presente y el objetivo futuro de esta empresa que apuesta porque ese otro lado del aprovechamiento del aceite "sea algo cotidiano".
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