La campaña de recogida de aceituna que termina estos días deja paso a la poda del olivo, tarea que genera residuos hasta ahora desechados por los agricultores y que podrían convertirse en combustible para coches gracias a las investigaciones de un grupo de científicos de la Universidad de Jaén (UJA).
Un grupo de químicos de este centro, encabezados por Eulogio Castro, investigan cómo transformar residuos agrícolas en bioetanol, de forma que puedan usarse como biocombustibles y que complementarían a la gasolina y al diesel, sin necesidad de modificar el motor y ahorrando hasta un tres por ciento de estos derivados del petróleo en cada recarga del depósito.
En una entrevista con la Agencia Efe, Castro ha explicado que en la actualidad el bioetanol usado para este fin proviene principalmente de cultivos como el trigo, la cebada, el maíz o el azúcar, cuya utilización como combustible "compite" con sus usos alimenticios.
Esta investigación, según Castro, trata de potenciar los biocombustibles de segunda generación a partir de los residuos de cultivos agrícolas como los tallos de girasol, el barrazo de la caña de azúcar o la poda del olivo, proyectos que lleva a cabo el departamento que dirige en colaboración con varias universidades estadounidenses y cubanas.
Ha explicado que la ventaja de la corta del olivo es que no compite con su uso en la alimentación y ha asegurado que, hasta el momento, se ha logrado extraer un litro de etanol con nueve kilogramos de poda, lo que se traduce en unos doscientos litros de este líquido por cada hectárea de olivar.
En Andalucía cada año se obtienen por hectárea entre 1,5 y 5 toneladas de poda de olivar, que suele ser quemada en el propio campo por los agricultores para evitar plagas y que representa un coste económico para ellos.
"Ahora estamos centrados en obtener la mayor cantidad de bioetanol en el menor tiempo posible, por lo que estamos optimizando cada una de las cuatro fases del proceso de transformación: pretratamiento, hidrólisis, fermentación y destilación", ha indicado el investigador.
La UJA también desarrolla con el Centro Tecnológico Avanzado de Energías Renovables (CTAER) y con empresas privadas un proyecto de biorrefinería, cuyo objetivo es elaborar etanol a escala industrial a partir de los residuos del olivo y aprovechar otros compuestos derivados de esta transformación -como los oligosacáridos- para su aplicación en alimentación o medicina, ha apuntado Castro.
El experto ha indicado que se necesita la intervención de la administración, los agricultores o las empresas de servicios agrícolas para que la biorrefinería sea "una realidad cuanto antes", ya que, a su juicio, estos deben encargase de solucionar problemas de logística relativos a cómo transportar la tala desde los olivares hasta el centro de transformación.
En los últimos años existe una tendencia a aprovechar la poda mediante su trituración y posterior abono del campo, a pesar de que también supone un gasto económico para los agricultores de unos cincuenta euros por hectárea, según ha precisado a Efe el secretario de Agricultura de UPA-Jaén, Luis Miguel Martínez.
Por ello, ha destacado la "puesta en valor" que supondría el aprovechamiento como biomasa de estos residuos, sobre los que además se está investigando su utilización como pellet para calderas o como energía eléctrica producida por los gases emitidos tras la quema de la poda.
Fuente: adn.es
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