Investigadores de la Universidad de Extremadura observan que reduce costes y puede aumentar la producción hasta un 30%.
El acuciado sector del olivar podría aliviar su situación a medio plazo sin necesidad de mejorar sus estructuras comerciales, algo que también está obligado a hacer más pronto que tarde para ser más competitivo y obtener unos mejores ratios de rentabilidad.
Los residuos que proceden del proceso de elaboración del aceite de oliva, aplicados directamente sobre el suelo, contribuyen a mejorar sus propiedades, lo que mejora la capacidad de producción del terreno, tal como lo revela una investigación desarrollada por la Universidad de Extremadura.
Son los restos de alperujo y orujo extractado los que incrementan los niveles en materia orgánica, nitrógeno, fósforo y potasio, y pueden ser utilizados para recuperar los parámetros óptimos de los terrenos.
La aplicación de estos residuos evita el trabajo de compostaje de los mismos, con el consiguiente ahorro, además de que el estudio ha comprobado que la aplicación más óptima se obtiene en el cultivo de olivar, por lo que también se produce una reducción de costes de transporte, ya que las plantaciones de olivos se encuentran muy cercanas a las almazaras.
Estas conclusiones se extraen de la tesis doctoral de la Universidad de Extremadura realizada por Carla Barreto y dirigida por los profesores Antonio López Piñeiro y José Manuel Rato.
El uso de los residuos de las almazaras en el olivar aumenta la producción de este cultivo hasta en un 30% después de su aplicación continuada durante al menos cinco años, según refleja el estudio.
También recoge que la repetida aplicación de estos residuos en un suelo de olivar ejerce un efecto muy positivo en la producción de aceitunas, sobre todo cuando el tratamiento se realiza con dosis bajas. La investigación se ha desarrollado con un doble objetivo: aumentar los pobres niveles de materia orgánica característicos de los suelos mediterráneos y buscar una salida a los residuos altamente contaminantes generados por las almazaras.
López Piñeiro ha asegurado al Diario de Almería que, junto a los cultivos leñosos, entre los que destaca el olivar, también los arbóreos son un buen receptor de estos restos de producción del aceite de oliva. "El trigo es el más adecuado, lo que ocurre es que necesita que los residuos se depositen siete u ocho meses antes de la siembra" para que el suelo pueda asimilar los compuestos fitotóxicos.
Hasta el momento habían sido publicados diferentes trabajos sobre la aplicación de estos residuos sometidos a un proceso de compostaje previo, pero esta tesis doctoral es el primer estudio que analiza las bondades de una aplicación directa.
Para un óptimo resultado, es importante ajustar tanto las dosis como la frecuencia de aplicación en función de los cultivos y de los suelos a tratar.
Los resultados arrojados por esta tesis están especialmente orientados a la mejora de las propiedades de terrenos degradados y con escaso contenido en materia orgánica, con elevado riesgo de erosión, características comunes de los suelos mediterráneos.
Fuente: elalmeria.es
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