Las nuevas plantaciones de olivar, muchas de ellas del régimen intensivo, han hecho que las producciones de aceite de oliva en Andalucía hayan ido en constante aumento en los últimos años; por el contrario, el consumo interior se ha retraído, con descensos que van desde el 24% de la campaña 2005-2006 al 2% del último año.
El resultado de estas dos variables ha sido que los precios del aceite se encuentren desde hace tiempo en la cuesta abajo, con las cotizaciones más bajas desde hace cuatro años. Y por si fuera poco, el sector oleícola va a iniciar la nueva campaña de comercialización -a partir de noviembre- con las existencias de aceite en los almacenes sin vender más altas de su historia.
Demasiados nubarrones para un sector que concentra más del 80% de la producción nacional y más de la mitad de la mundial, pero que tiene en su excesiva atomización, con más de 350 almazaras que venden por su cuenta, su principal rémora para conquistar mercados.
Las cotizaciones en el último año han bajado una media del 19,5%. Por este motivo, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) considera que más del 40% del olivar andaluz a duras pena cubre los costes de producción, por lo que urge la puesta en marcha de medidas de apoyo, entre ellas la promoción. A la producción prevista de más de 970.000 toneladas de aceite -según el primer aforo de la Junta hay que añadir otras 330.000 toneladas que hay en los almacenes sin vender, el stock más alto de la historia por estas fechas.
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